lunes, 16 de marzo de 2009

CANTARRANAS: LA VENTA DE REYES


"Cuando un lugar se hace sitio donde quedar, se convierte más que en un simple edificio, es decir, cobra vida sus paredes. Esto pasa con la Venta de Reyes. Fue en 1964 cuando Juan Reyes y Pepa Callado abrieron su local, coincidiendo con la inauguración de la iglesia, hoy Parroquia Santo Tomás de Villanueva.

Cuando Juan y su mujer abrieron, ya estaba en Cantarranas ventas como la de Blas o la del "Engomao". Juan trabajaba en la campiña de autónomo. Era agricultor por la zona de Nájera y en la Alquería. Entonces cuando en Cantarranas dijeron que iban a hacer la Iglesia, el mismo cura Torrecillas (cura que estaba en Cantarranas en aquel momento) le aconsejó que pusiera una carnicería. Y este la montó, aunque seguía con el trabajo en el campo. Los cimientos y la estructura la hicieron el Mocito y Paco Berdejo. Ellos hicieron toda la albañiería. Para la licencia de apertura fue Torrecillas con Juan Reyes a Vejer en una vespa al Ayuntamiento. Diego Tamayo le dio la licencia para abrir la carnicería. Los de hacienda lo obtendría un par de años más tarde.

El día de la inauguración, tenían una carnicería, ultramarinos y venta de verduras. El primer día empezaron con un cochino colgado y un pavo. Los cochinos lo compraba por los alrededores y en la carnicería los mataba. Se levantaba los días de matanza a las 4 de la madrugada y los preparaba, para que cuando llegara sobre las 8 de la mañana el veterinario, por aquella época venía Crisanto Montañés, y hacerle las pruebas pertinentes. A parte de la carne propia del cochino, hacía morcilla, longaniza, manteca,…. Las verduras las traían unos chavales de Medina que le decían “los Dávilas”. Luego vendría Manuel “Mascota” de Vejer que ya tenía una furgoneta. Los Pérez de Medina traían las bebidas, menos el vino que era de Chiclana, de la Bodega Albina. Juan y su mujer antes de vivir en su casa actual, vivían donde ahora vive Manuela Quirós (a unos 600 metros de donde viven ahora) los cochinos los mataban allí y los acercaban a la carnicería en burro. Cuando se fueron a vivir cerca del bar, tenían un corralito para los cochinos.

También repartía por Las Lomas cuando empezaron a llegar trabajadores a vivir ahí. Lo dejaba todo fiado a lo vecinos y cuando cobraban (cada cuarenta días) me pagaban. Algunos eran duros para cobrarles. El super de Las Lomas también llevaba cosas y le hacía una letra que me iban pagando poco a poco. En e ´66 Juan se hizo con una moto iso y en el ´68 con una furgoneta. Ya con eso el reparto se hacía más llevadero al igual la obtención de género para vender en la tienda. Aunque casi siempre venían vendedores de afuera." [...]

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